Es Molí de Sal, Formentera

Es Molí de Sal, Formentera

Situado sobre una atalaya con vistas panorámicas al azul del Mediterráneo. A un lado la playa de Illetas, al otro el puerto de La Savina y en la lejanía la silueta desdibujada del impresionante islote Es Vedrà frente a las costas de Ibiza. Así se encuentra enclavado Es Molí de Sal, un antiguo molino salinero convertido en uno de los mejores restaurantes de Formentera.

Para comer hay de todo. Desde ensaladas, arroces, carnes y pescados, hasta la más preciada y valorada langosta con patatas, huevos fritos y sobrasada.

A la vista están las fotografías que hemos hecho, que merecen pocos comentarios.

Le hicimos saber al jefe de sala que veníamos expresamente a comer langosta con patatas y huevos fritos, así que no nos molestamos mucho en ver los entrantes para pronto dar paso a la apoteosis gastronómica más esperada del verano.

Abrimos boca con una burrata fresca con tomates cherrys, trocitos de fresas y aliñada con un toque de salsa pesto, muy rica y original para esperar la langosta, que en apenas 15-20 min la tienes en la mesa.

Y llegó la protagonista. El ‘performance’ del día era una paella con una superficie de patatas fritas finas laminadas, pimientos rojos y verdes y abundantes dientes de ajo enteros. Una guindilla le daba el toque de rock & roll que merecía.

Repartieron menos de la mitad en nuestros platos y reservaron el resto para el siguiente envite.

Unos minutos después, nos retiraron la paella y nos la devolvieron con varios huevos fritos (te dan opción para que elijas los huevos que quieres, pedimos 3 para dos personas) escalfados en el juguillo del fondo junto a varias rodajas de sobrasada ibicenca. Todas las cartas estaban sobre la mesa. Pensamos llorar de la emoción pero nos contuvimos para seguir disfrutando de esta maravilla gastronómica. Para maridar la espectacular langosta y todo su acompañamiento, elegimos un vino blanco que cuajaba a la perfección. Envidia Cochina.

Llegado el turno de los postres, en Es Molí de Sal es muy habitual pedir el helado casero de vainilla que preparan, servido en un reciente tipo mortero de aluminio con pala de madera y aderezado con frutos secos (pistachos, higos deshidratados y avellanas), así que por recomendación del personal de sala lo pedimos para compartir. Fue un gran acierto.

El restaurante cuenta con un salón panorámico muy grande, lo que permite que desde todas las mesas goces de unas vistas privilegiadas.

Comer aquí es altamente recomendable y merece mucho la pena para los que saben apreciar el producto y el lugar.

En cuanto a los precios, partiendo de la base de que comer en Formentera no es nada barato, aquí el ticket medio se mueve en 100€/persona.

Bienvenidos a Formentera, señores Foodieviajeros.

Fecha de la visita: Agosto 2018.

* FECHA DE LA VISITA: JUNIO 2018

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