Restaurante Atrio

atrio

Intro

Atrio es una de las mayores expresiones del lujo gastronómico que hemos vivido en España hasta la fecha, lujo que podéis ver incrementado por dos si también queréis vivir la experiencia en su hotel. Del hotel no podemos hablar porque no nosalojamos en él pero sí de su restaurante.

No fue tarea fácil buscar fecha y combinación para acudir a Atrio en Cáceres, pues al tener que desplazarnos desde Murcia, o planificábamos un fin de semana parapasarlo expresamente en Cáceres, (dos noches de alojamiento no te las quita nadie) o aprovechas que vas a algún destino cercano (como ocurre con El Bohío del carismático
Pepe Rodríguez en Illescas
)

En nuestro caso, aprovechando que íbamos a pasar la Semana Santa a Sevilla, decidimos viajar el día anterior, hacer noche en Cáceres, aprovechar la mañana viendo la ciudad, comer en Atrio y por la tarde viajar a Sevilla, una combinación que por muy enrevesada y perezosa que parezca, fue la mejor decisión que tomamos para nuestro bolsillo, como más adelante explicaremos.

Vaya por delante que, esta experiencia fue un regalo que nuestra amiga Natalia, gastrónoma empedernida como nosotros, nos hizo con motivo de nuestra boda, por lo que, al no haber foto de la cuenta final, no podremos transmitiros al cien por cien la relación CALIDAD-PRECIO-DISFRUTE, pero sí que intentaremos desgranar lo que más os interesa saber para lo que estéis interesados en visitar a la joya de Toño Pérez y José Polo en Atrio Restaurante y Hotel.

Pues bien, si tenemos en cuenta que, alojarse en el Hotel Atrio puede salirte alrededor de los 300 € por noche, que el coste de los menú degustación en el restaurante está en torno a los 170 € por persona, que el desayuno en el hotel te puede salir por un pico, más algún extra que siempre suele caer y a lo que debemos de sumar el viaje hasta Cáceres, la experiencia se te puede ir de las manos de manera
considerable, de ahí el ‘encaje de bolillos’ de viaje que hicimos nosotros para que nuestro paso por Cáceres no arruinara económicamente la Semana Santa que nos esperaba en Sevilla.

En esta línea, siempre os recomendaremos que os alojéis en un hotel decente de los muchos que hay en Cáceres, que son francamente baratos, y vayáis a disfrutar a Atrio sin miedo, que es como hay que ir a este tipo de sitios.

En este tipo de restaurantes donde la comida se suele alargar, nuestra idea es siempre reservar pronto, sobre las 13:30 (siempre que sea posible) y aquí más aún, pues terminada la comida, nos marchábamos para Sevilla. Así que, tras una visita guiada a la bodega (obligatoria), pues la bodega de Atrio es considerada como una de las mejores del mundo y a la vista está su carta/enciclopedia de vinos, la cual merece ser leída mucho antes de vuestra visita al restaurante (Carta de vinos de Atrio). De la bodega os podríamos hablar maravillas, en la cual figuran entre 34.000 y 35.000 botellas actualmente, según nos indica José Luis Paniagua, el jefe de equipo de sumilleres de Atrio. De lo que si os podemos hablar bien es de los precios de sus vinos, completamente triplicados y desmedidos, así que ya podéis andar con ojo. La recomendación que hacemos siempre es que habléis con el sumiller, le fijéis un precio tope y os dejéis aconsejar, si no os volveréis locos en su infinita carta, pues es lo más parecida a una enciclopedia.

Crítica

Entrando ya al trapo y tras visitar con Toño la cocina del  restaurante, nos comentó que nos haría un “mix” entre los dos menús que tienen, para aprovechar la experiencia al máximo, de tal forma que probaríamos platos emblemáticos de Atrio y platos que van saliendo cada temporada), cosa que podéis solicitar por teléfono a la hora de reservar, pues es la mejor  decisión para la primera experiencia. De plantearnos una segunda visita, de la cual no estamos muy seguros por todo lo relatado al principio, a buen seguro, sería poniéndonos en contacto con Toño para que nos hiciera un menú “ad hoc”.

Como nos ha ocurrido en todos los restaurantes con Estrella Michelin que hemos visitado, el menú empezó con pases  absolutamente “CUMBRE”, cayendo empicado con dos platos que bien podríamos catalogarlos como un “DESCANSO” y acabando otra vez tocando el “CIELO”.

Comenzamos con tres buenísimos aperitivos que te dejan con ganas de más: el primero una tapenade de aceituna negra cacereña con galleta de lino y amaranto, el segundo una lionesa de panceta ibérica ahumada con orégano y el tercero un crocante de finísima lámina de patata y queso de cabra. Tres genialidades creativas cuya explosión de sabor te dejan maravillado.

Continuamos con una  espectacular  empanadilla de taro rellena con sopa de tomate autóctono al comino y mahonesa de curry. Una receta donde Toño rinde homenaje a la tradicional sopa de tomates extremeña. Este sería el primero de los guiños del menú a esta tierra.

Y a partir de aquí, los dos ‘baches’ del menú o platos ‘detox’. No tenemos bastante con intentar equilibrar entre semana las comidas y las cenas, como para venir a darte un homenaje y que te metan en el menú degustación dos pases que sean pensados para regular tu peso en la báscula, ¡no me jodas!

El primero de ellos, una sopa refrescante con un  ravioli de zanahoria, ortiguilla con zumo de zanahoria y jengibre y, el segundo, un bloody mary granizado de tomate, helado de cebolletas y berberechos, este segundo más rico que el primero, pero dos platos que pasaron de puntillas por el menú.

A continuación, dos bloques de tres platos cada bloque,  cojonantes todos ellos, de sobresaliente, pero debiendo puntualizar que ninguno de ellos fue un plato de matrícula 10 estrellas.

El primer bloque:  el carpaccio de gamba marinada y ensalada de brotes de mostaza y crema agria, cuya textura viscosa es digna de ensalzar, un ceviche de corvina con semiesfera de maracuyá,  ervido en un cuenco de hielo con leche de tigre. Primero se toma la semiesfera de maracuyá que veis encima de la lima y luego exprimir la lima al gusto sobre el ceviche. El bollo de tinta, con calamar, alioli y guiso de oreja de cerdo. Probablemente, el bocado que te haga más feliz de toda la comida y el que provocó que pidiéramos otro para repetir. El que te recuerde al clásico bocadillo de calamares. Uno de los platos que Toño ha metido en el menú para rendir homenaje al cerdo ibérico, uno de los productos más preciados de Extremadura.

El segundo bloque:  merluza con almendras tiernas, coliflor y emulsión de ajoblanco y nabo,  seguimos con careta de cerdo, cigala y jugo cremoso de ave. Impresionante la combinación cerdo-cigala. Sabor máximo. Y acabamos con Rabitos de cerdo  laseados, salsa de verdura tostada, amanitas, trompetas de la muerte y trufa. Un gran final.

El momento dulce empezaba con la visión personal de Toño de la torta del casar y pera con bizcocho de té macha y aceite de oliva. El plato de su ciudad natal, Casar de Cáceres. Un postre, a años luz de bueno, que la torrija que dio paso después.

Y para terminar, uno de nuestros momentos favoritos, el carrusel de petit fours o aperitivos del café del que te será muy difícil salir y decir basta.  “La cereza que no es cereza”, un trampantojo hecho a base de gelatina de cereza, rabito de chocolate negro y huesos de chocolate blanco, otro ejercicio de creatividad sublime de Toño. “las golosinas y viene el coco”, de izquierda a derecha: golosinas caseras, macarons de limón, mini magdalenas, trufas, galletas de coco (tercera foto) y buñuelos de crema absolutamente adictivos.

Conclusión y puntuación final: Atrio es, sinceramente, un lugar que, por logeneral, no recomendaríamos a la gente que quiere ir a un restaurante bi-estrellado (2 Estrellas Michelin). Puestos a desplazarse y hacer un viaje gastronómico, antes recomendaríamos que pasaran por Tickets (Barcelona), Maralba (Almansa) o LaCabaña Buenavista (Murcia) e incluso por El Bohío (Illescas) yendo ‘a full’ al menú más largo con algún extra de platos, cuya relación PRECIO-DISFRUTE es superior a la de Atrio.

Ello no quita de que, nuestra experiencia en Atrio fue de superlativa, de sobresaliente, pero que por el bajón de algunos platos del menú, el tetrix viajero que tienes que hacer para que no te salga la experiencia por un cojón y medio, los altos precios de su bodega y que el precio en el que nos moveríamos por persona es de 220 € (170 € el menú más una media de 50 € en vino), merece la puntuación final de 8.

* FECHA DE LA VISITA: ABRIL 2019

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